Profesores que dejan huellas
Dejar huellas implica ser docentes vocacionales haciendo de nuestro trabajo una parte esencial de nuestras vidas. Buscando constantemente formas de innovarse y formarse. Además, ser personas cercanas, accesibles y haciendo ver a nuestros alumnos que los acompañamos en su proceso de aprendizaje. Siendo empáticos, escuchando realmente las necesidades que ellos tienen.
Conjuntamente, fomentando el trabajo cooperativo, sustituyendo la clase magistral en la que sólo el docente enseña, por una clase cooperativa, en la que todos aprendemos de todos, empezando por nosotros mismos.
Por sobre todas las cosas, si enseñamos a aprender, entonces seremos capaces de inspirar. Y si somos capaces de inspirar, será entonces y sólo entonces cuando dejemos una huella imborrable en nuestros alumnos. No sólo por el hecho de ser recordado sino para provocar en ellos el deseo de superarse, de crecer, de pensar en proyectos a corto y largo plazo. De mostrar la realidad desde una perspectiva diferente.
Como esos docentes que dejaron huellas en nosotros, elegimos una profesión que implica considerar al otro como persona única, singular, con una historia. Aunque a veces el desgaste físico y emocional es enorme y nos hace plantearnos si hemos elegido correctamente. Pienso que dudar de nuestra profesión es un aspecto enormemente positivo, porque la duda al final nos hace más fuertes y nos da la convicción de que somos una pieza clave para cualquier sociedad.
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