Diálogo
Otro desafío que nos compromete a los
docentes a revisar nuestras prácticas y vínculo con nuestros alumnos es establecer
diálogos constructivos, reflexivos, abiertos, desestructurados. Como el diálogo
se rige por el espíritu de descubrimiento, entonces, el tono del diálogo es
exploratorio e interrogativo.
Burbules (1999) realiza una
clasificación de los tipos de diálogo teniendo en cuenta dos variables
fundamentales: la visión del conocimiento y la distinción entre las actitudes
respecto del interlocutor. De la combinación de estas variables, surgen cuatro
tipos o géneros de diálogo:
- como conversación: tiene como fin el
entendimiento mutuo.
- como indagación: apunta a responder una
pregunta específica, como en una investigación o para resolver un
problema.
- como debate: contiene una actitud
cuestionadora y crítica y la meta no es necesariamente el acuerdo.
- como enseñanza: tiende a recurrir a las
preguntas críticas con el fin de promover el aprendizaje.
Conocer esta clasificación nos puede
permitir utilizar los cuatro y elegir de manera inteligente y estratégica según el
estudiante, según el contexto y según la situación comunicativa de que se trate.
El reto es favorecer el diálogo reflexivo en donde los n los
protagonistas: quien enseña y los participantes como sujetos activos, los
contenidos, el medio de comunicación que es la palabra, la pregunta reflexiva,
el mensaje con la intención comunicativa de construir significados, elaborar
conceptos, interpretar y explicar.
Algunas cuestiones para tener en
cuenta:
·
Estimular
la reflexión a través del lenguaje (preguntas reflexivas, nuevos ejemplos o desafíos)
·
Facilitar
la expresión libre de los alumnos y favorecer su autonomía.
·
Evitar
censurar, corregir o rechazar un punto de vista, sino provocarlo a través de
nuevas
·
reflexiones.
·
Escuchar
y recuperar los distintos aportes personales.
·
Inducir
síntesis y recapitulaciones.
·
Conducir
progresivamente a la construcción compartida de significados y conceptos.
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